lunes, 29 de abril de 2013

Bicigrinos: IV Quedada mallorquina

El sábado, 20 de abril, fué el día indicado para juntarnos y hacer nuestra 4ª quedada. Como es habitual, fuímos los 3 de siempre (Bernat, Curro y yo) aunque, según parece, en el foro se está animando más gente nueva.

A continuación, tenéis la crónica del día sacada del foro y escrita por Bernat:

Mañana fresquita. El pronóstico del tiempo amenazaba lluvia pero a primera hora de la mañana parecía que nos iba a respetar. Con puntualidad casi suiza a las 9 estábamos ya los tres, Curro, Àlex y servidor, en el punto de encuentro y tras los saludos de rigor empezamos nuestra vuelta. Y nunca mejor dicho, porque para salir de Algaida, el pueblo desde donde partíamos, el guía ya nos hizo dar una pequeña vuelta turística por dentro del pueblo que termino llevándonos a la misma calle por donde íbamos al principio Wink .
Àlex (yo)

Según Curro, nuestros querido guía, había enlazado algunos tracks para hacer la ruta y, principalmente, todo por caminos secundarios y pistas. Aunque, a pesar de su buena, voluntad, no siempre salen bien esas uniones y en unos de los desvíos nos encontramos que el camino por donde teníamos que pasar no existía. Buscamos alternativas pero sin éxito, lo que nos obligo a retroceder un tramo. Poco a poco y con un ritmo bastante llevadero, que nos permitía ir conversando y contando anécdotas, íbamos rodando entre preciosos campos verdes y con las montañas del macizo de Randa al fondo.

Aprovechando la sombra de un pequeño pinar e hicimos una parada para reponer fuerzas antes de la subida. Al volver a partir Àlex tuvo un pequeño descuido: dejarse
Bernat
una cremallera de la bolsa abierta y a punto estuvo de perder todas las herramientas. Por suerte nos dimos cuenta a tiempo.

Y así, después de unos 20km de rodar llegamos a la base de la montaña. Unos 5 km de subida algunas rampas duras. Empieza la subida con unas zetas cortas y cerradas, para luego pasar a unas rampas mas largas, pero que te dejan ver la cima a lo lejos y saber lo que te queda, lo cual te va minando un poco. Empezamos a subir con ritmo, cada uno al suyo, pero enseguida se vio quien estaba mas fuerte: Curro empezó a dejarnos atrás y ya hasta arriba no volvimos a contactar. Con Àlex nos fuimos alternando a veces me dejaba atrás y a veces le dejaba yo. Hasta que en el último kilometro y viendo que mis piernas se quejaban menos de lo que esperaba decidí tirar un poco pues veía a Curro no muy lejos , pero no pude cogerlo. Durante la subida empezaron a caer cuatro gotas y al llegar arriba era lo que en algunos sitios se llama un calabobos.

Después del reagrupamiento y un pequeño tentenpié buscamos la bajada. Curro quería encontrar un camino que se supone baja por el lado mas agreste de la montaña. Una pequeña senda más o menos ciclable pero con algún tramo complicado que se hace fácilmente. En uno de esos puntos es donde Àlex, que bajaba detrás de mi me comenta que le parece que ha pillado una chincheta en la rueda delantera. Miro y le digo que si que lleva una y se la señalo y el me dice que no es ahí y me señala otro punto.
Miramos bien y son dos chinchetas. Miro mis cubiertas y veo que también llevo dos en la trasera mía y el otras tantas en la suya. Al contactar de nuevo con Curro se lo comentamos y también descubre chinchetas en su rueda. Por suerte, ninguna pierde aire así que decidimos seguir la bajada hasta la carretera.

La bajada muy divertida, senda estrecha mucha vegetación y arboles caídos que nos obligan a parar de vez en cuando. En una de estas paradas, mientras Curro está pasando por encima de un árbol caído, Àlex y yo nos damos cuenta de un ruido raro como un crujido que sube y baja de intensidad.
Curro
Entonces nos damos cuenta que las matas que nos rodean esta plagadas de una especie de arañas negras diminutas, de apenas unos milímetros, pero las hay a cientos por no decir a miles. No hace falta decir que lo rápido que pasamos el tronco y nos fuimos de allí.

Que al dueño de los terrenos por donde transcurría la bajada de Randa no le gusta que los ciclistas circulen por ese camino nos quedó claro. Aparte de las chinchetas del principio el camino termina en la carretera pero no hay puerta ni acceso. Han vallado el camino con alambre y ramas. Así pues, tuvimos que salir como bien pudimos hasta la carretera.

Los 3 mosqueteros

El regreso, aunque por caminos diferentes, era por un terreno parecido al de la ida. Pequeños sube/baja que, al menos en mis piernas, iban haciendo mella. Comentar también que, durante la bajada, Curro no pudo aguantar la tentación de sacar una de las chinchetas de su rueda. El susto del principio, al oír el aire salir, se desvaneció al ver que al poco tiempo el liquido sellante de sus cámaras hacia efecto y tapaba el agujero. Por desgracia, Àlex no llevaba cámaras con sellante y su rueda delantera iba perdiendo aire poco a poco. Supongo que por ese motivo tenía mas prisa e iba delante tirando del grupo. Eso hizo que se pasara de largo un par de veces el desvío que teníamos que tomar y tener que volver hacia atrás.

Pinchazo y a cambiar cámara

Finalmente paso lo que tenía que pasar, y en la subida a Catellitx, una pequeña ermita, la cámara no aguanto más y hubo que parar a cambiarla. Y aquí se juntaron un cúmulo de despropósitos. Curro lleva cámaras de válvula estrecha que no son compatibles con las nuestras. Àlex, solo lleva una cámara de recambio y aunque yo llevo dos, conviene rezar para no hacer mas parches y que las chinchetas sigan sin destaparse.

Mientras Àlex, después de cambiar la cámara, empieza la faena de inflar con su bomba, servidor no puede aguantar la tentación de probar a ver si una de las chinchetas, que esta sobre un taco, ha llegado a perforar la cámara o no. Y… Si, ha perforado. El aire empieza a salir por el agujerito. Por suerte al volver a colocar la chincheta en el agujero el aire deja de salir. La cámara de Àlex, después de un rato inflando no coge aire. Sospecha de su bomba que es muy pequeña. La de Curro no le sirve por la incompatibilidad de las válvulas y la mía… Pues con lo que llovió en el camino de 2011 y que desde entonces no había tocado la bomba, al cogerla estaba toda oxidada y medio bloqueada. Intentamos bombear un poco pero, la cámara seguía sin coger aire. Ya como último recurso lo intentamos con una botella de aire comprimido que tampoco nos inspiraba demasiada confianza, pues la compré cuando aún no tenia entradas en el pelo. Fiasco.

Vistas desde la Cima de Randa
Y entonces sucedió lo inesperado. Tuve que revelar mi autentica identidad: MECANICMAN. Cogí, la rueda la volví a desmontar, saque la cámara y allí estaba el problema. Un agujero por rozamiento de casi un centímetro. Las cámaras que se llevan en las bolsas de herramientas se mueven y los pliegues rozan la bolsa, lo que acaba desgastando la goma y agujereando la cámara. Esas cámaras olvidadas en las bolsas hay que mirarlas de vez en cuando para evitar estos imprevistos. Volvimos a montar la rueda con una de mis cámaras y ahora si, la rueda cogió aire. De cara al camino, Àlex, prometió llevarse 4 cámaras por lo menos, seguro que optará por las que llevan “moco” dentro. Yo por mi parte me comprometo a comprar una bomba de inflar nueva, aunque al final fué mi bomba la que sirvió para inflar la rueda.

Ya desde aquí, como se nos había hecho algo tarde y era mas de la una, decidimos tomar una carretera secundaria que nos hiciera más suave y rápido el regreso. Más que nada porque los estómagos (al menos el mío) ya empezaban a rugir.

A continuación, os dejo el track de esta salida:



P.D: Gracias Bernat por la crónica!! 

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