jueves, 20 de octubre de 2011

Día 1: Palma de Mallorca - León

Para ser el primer día ya empezaba mal.
Había quedado con Jaume para recogerle en su casa sobre las 5:45h. y me llama casi a las 6 para ver donde estaba...en efecto, estaba en la cama. El despertador no había sonado así que tuve que vestirme rápido y sin tiempo de desayunar salir en busca de Jaume para luego parar en el aeropuerto.
Menos mal que la distancia era corta y que con el mañaneo apenas había tráfico. Eso nos hizo llegar sobre las 6.15 al aeropuerto con tiempo de sobra para dejar las alforjas y embarcar tranquilamente.
Allí ya se encontraba Kiko, que sin esperar a nadie había facturado su alforja mientras nosotros hacíamos cola aunque, el haber sacado las tarjetas de embarque el día anterior nos facilitó el proceso. Acto seguido, decidimos pasar el filtro y esperar tranquilamente en la puerta de embarque, lugar donde se me cayó medio mundo. Tras buscar en todos los bolsillos del pantalón, me dí cuenta de que mi móvil me lo había dejado en el coche. Esto querría decir que me pasaría el Camino sin Facebook,Gmail, juegos, etc. para matar el tiempo. Es decir, totalmente desconectado de mi vida y con el único enlace de mis compañeros sobre éste.
Si se dice que el Camino es un viaje hacia tu interior, desconectando de cualquier enlace sobre tu vida cotidiana, yo lo iba a cumplir a rajatabla.
Tras superar dicha pérdida :p nos encaminamos hacia Madrid con 15 minutos de retraso. La verdad que el tiempo nos preocupaba un poco dado que como novatos en el Camino también lo eramos con el metro, sobretodo en Madrid. Varios amigos y conocidos nos habían dado distintos tiempos de distancia entre el aeropuerto y Chamartín, estación donde salía nuestro tren.Aclarar que ninguno dió con el tiempo.
Llegamos a la T2, cogemos nuestras alforjas y como guiris puros y duros empezamos a dar vueltas hasta dar con la estación. El trayecto duró unos 30-35 minutos, el cual nos lo tomamos con calma al contrario que los madrileños y su estresada vida en la capital. Así que nos presentamos en Chamartín a las 10:10 más o menos y con tiempo de sobra para coger el tren que nos llevaría hasta León, ciudad de destino en este primer día.
Aprovechamos para comer unos bocatas para merendar y tras un buen rato de espera cogimos el tren. El trayecto duraría unas 4 horas y media así que, imaginaros el trayecto. Durante la primera hora todo perfecto, buenas vistas, bromas, risas, etc. Una vez pasada esta hora, no parábamos de mirar el tiempo que quedaba hasta León.
Uno de los pasatiempos del camino fué como nos lo ibamos a montar para llegar hasta el Polígono Onzonilla, a las afueras de la ciudad. Los de Seur nos la habían clavado y para poder recoger "paquetes grandes" debíamos ir al almacén.
Otro pasatiempos fué una mujer la cual, sin ánimo de ofender, se las quiso dar de lista con el camino y, sin comerlo ni beberlo, ensanchó más la península para marcar una distancia de 800km entre León y Santiago.
Menos mal que, su cabeza empezó a funcionar y supo rectificar a tiempo.
Al fin llegamos a León. La mujer anteriormente citada, nos comentó que podríamos llegar a Onzonilla en autobús, aunque la estación nos la indicó hacia el lado contrario, así que el próximo objetivo era encontrar la estación de autobuses y una vez allí dar con el bus que nos llevaría hasta el polígono. Preguntando dimos con la estación y una vez supimos que autobús coger, solicitamos un mapa de León para el regreso hasta el albergue. Otra sorpresa más, o en León los mapas se dan por fascículos o por la crisis solo te daban la mitad del mapa. Con esto no nos quedo otra que memorizarnos el camino para poder regresar. La verdad que el trayecto fué fácil. Otra cosa de agradecer fué que, no sé si porqué el conductor nos vió cara de perdidos que nos dejo justo enfrente de Seur, nuestro segundo objetivo del día.
Allí pedimos las bicis las cuales tuvimos que montar ya que estaban medio despedazadas para poder meter en la caja y acto seguido de vuelta a León. Esté último tramo nos fué más fácil de hacer con ayuda del mapa y rápidamente dimos con el albergue donde pasaríamos la noche.
Una vez alojados, nos cambiamos y dimos una vuelta por la ciudad. El tiempo ese día no acompaño mucho ya que, tras una parada en Burger King para comer algo, empezó a llover aunque tal cosa no nos impidió nuestro paseo por la ciudad. Compramos algo para el día siguiente y regresamos al albergue el cual cerraba a las 21:30h.

Los datos de este albergue los encontraréis aquí (Albergue del Monasterio de las Benedictinas - Sta. María de Carbajal)
El trato fué bueno aunque no lo eran tanto las literas, las cuales como somier se usaba una tabla de madera y no había almohada aunque, dentro de lo que cabe, se podía dormir. O no...

Día 2: León - Astorga

Kilómetros día: 52.66 km
Tiempo rodando: 4:05:20 h.
Kilómetros recorridos: 52.66 km

Son las 6:15h y empieza a haber jaleo. Bueno, en realidad el jaleo no había parado en toda la noche. Delante del albergue había una plaza en la cual, siendo viernes noche, la gente joven había hecho botellón. A eso, le tenemos que sumar la incomodidad de dormir sin almohada y nos da como resultado, una noche horrible. Debido al ruido que generaban los más madrugadores, decidimos levantarnos sobre las 6:45h.
La mañana era bastante fría, así que me tuve que vestir de largo para soportar las primeras horas del día. Hay que apuntar que, el mismo albergue, se encargo de un buen desayuno para coger energías antes de salir a la aventura. Tostadas, cereales, avena... eso sí, ojo con el café que el hospitalario te echaba en el vaso. Si te despistabas, te daba un café "triple". Durante el desayuno conversamos con un alemán, el cual estaba interesado en nuestro "peregrinaje ciclista" ya que eramos los únicos que no íbamos a pie, eso sí, todo esto usando nuestro increíble inglés de Harvard.
Pasado el desayuno, recogimos nuestras cosas, hicimos unas fotos, dejamos nuestro donativo y preparamos las bicicletas para nuestro primer día como bicigrinos.
Hay que decir que la noche anterior, trazamos en el mapa el recorrido a seguir hasta el Camino en sí ya que, el albergue se encontraba un tanto apartado de la ruta. Y como era de esperar de nosotros, empezamos a dar vueltas por calles y callejones, dando antes con los últimos fiesteros de la noche que con las flechas o conchas amarillas que marcaban el camino hacía Santiago.Eso sí, dimos con la catedral a la primera, lugar donde realizamos varias fotos para luego emprender de nuevo la búsqueda de la primera flecha amarilla. Tras varios mareos con las calles de la ciudad, al fin dimos con la primera marca, la cual nos llevo hasta el Monasterio de San Marcos, convertido hoy en día en un parador de lujo y junto a este un museo del propio monasterio. Tras este pasaremos por un puente que nos llevará a las afueras de la ciudad para seguir por un camino paralelo a la carretera. Mencionar que, gran parte de la etapa de este día, transitaba paralelamente junto a la carretera con pequeños desvíos por el interior de los campos y prados de Castilla y León.
La etapa se iba haciendo fácil de llevar debido a que era completamente llana, con unos pequeños repechos al inicio.
Finalmente, llegamos a Villadangos del Páramo, nuestro punto de parada para merendar y reponer energías.
Respecto a peregrinos, durante este días vimos bastante poca gente, aunque el número fué incrementandose a medida que nos acercábamos más a Astorga, lugar donde acabaríamos la etapa.
Tras varias horas de pedaleo llegamos a Astorga. En un principio no dábamos con el albergue. Por suerte, una mujer mayor nos indicó donde se encontraba dicho albergue, que en ese momento estaba justo encima de nosotros.
Como anécdota, esta mujer nos preguntó de donde veníamos. Al comentarle que eramos de Mallorca, se le puso una sonrisa de oreja a oreja dado que, casualidades de la vida, había pasado media vida viviendo en la isla, lugar donde aún se encontraban sus hijos. Tras un rato de charla, proseguimos hasta el albergue.
Justo en la entrada, Kiko se dió cuenta de que se había dejado el credencial en uno de los albergues donde paramos a sellar. Menos mal que fué el primer dia; llegar a ser ya en Galicia y se hubiese quedado sin Compostela y marca de que hizo el Camino, que, al fin y al caso, es uno de los objetivos de todo peregrino/bicigrino.
Una vez sellado el credencial y guardadas las bicis, nos indicaron la habitación donde se encontraban nuestras camas. Esta habitación la compartiríamos con otro bicigrino, el cual también salió desde León. No recuerdo el nombre, tan solo recuerdo que era de Girona.
Dejamos los trastos, nos pegamos unas duchas y decidimos salir en busca de algún bar donde comer algo.
Eran casi las 16h (habíamos llegado sobre las 15:15h.) así que la cosa podía pintar un poco difícil dado que a esas horas las cocinas ya se encontraban cerradas. Nos acompañaba el gironés (lo llamaremos así), aunque él, al poco tiempo, se desmarcó para comer en un restaurante el famoso plato típico de allí, el cocido maragato. En cambio, nosotros nos paramos en un bar para comer un menú que entró con muchas ganas tras el día de pedaleo.
Una vez teníamos el estómago lleno, nos introducimos por la ciudad para visitar, entre otras cosas, su catedral y el palacio de Gaudí, las arquitecturas más sobresalientes de Astorga.
Tras un largo paseo y con los primero síntomas de cansancio, decidimos parar a comprar algo de comida para la cena y el desayuno y, posteriormente, acabar en el albergue para descansar.
Para los que vayáis, recomendaros un supermercado el cual, parte de su suelo, se encuentra acristalado. Esta situación es debido a que parte de su subsuelo, se encuentran las antiguas cloacas de la antigua Asturica Augusta.
Finalmente, acabamos en el albergue. Por la noche, Jaume, nuestro chef del día, decidió prepararnos unos espaguetis improvisados y tras la cena, nos quedamos charlando con varias personas, recalcando dos hombres mayores catalanes, con los cuales, pasamos un buen rato de risas antes de irnos a dormir.

A continuación tenéis los datos del albergue Siervas de María.
Un albergue, desde mi punto de vista, muy bueno con buenas camas y bastante completo(cocina, internet, parking bicis..) y el precio fué 5€.

Día 3: Astorga - Ponferrada

Kilómetros día: 57,63 km
Tiempo rodando: 3:58:08 h.
Kilómetros recorridos: 110.29 km


Una noche más sin poder casi pegar ojo. El gironés con el que compartíamos la habitación en el albergue, no dejó de roncar en toda la noche.
El despertador sonó a las 6:45h, pero, debido a la mala noche, dimos vueltas en la cama alagarnado hasta las 7:15h, hora en que entró el voluntario del albergue para que nos levantáramos. Acto seguido, nos cambiamos y preparamos las alforjas. Durante ese tiempo, el gironés nos preguntó que tal habíamos pasado la noche. Le recriminamos sus ronquidos y él, a modo de justificación, nos dijo que lo lógico hubiese sido ponernos tapones por si acaso. Dato que apuntar para próximas ocasiones aunque, también existen tiritas para la nariz para los ronquidos...
Tras esto, bajamos a desayunar junto otros dos mallorquines que, casualidad, uno de ellos era un excompañero de trabajo de Kiko. 
Una vez todo listo, emprendimos la etapa del día sobre las 8:15h. Hacia buen tiempo, así que me puse de corto aunque, a los 10 minutos de salir decidí ponerme encima los largos, ya que tenía las piernas heladas debido a la rasca que hacía a la sombra. 
La primera parte de la etapa fué cómoda y con vistas a la sierra de León en todo momento. 
En este día, hay que destacar la cantidad de peregrinos. Había subido el número notablemente respecto al día anterior. Tira a tira, llegamos a Rabanal del Camino.
Destacar que, en los pueblos por los que habíamos pasado, me encantó Murías de Rechivaldo, así como su albergue, increíbles ambos.
En el mismo Rabanal, decidimos parar a merendar unos bocatas para, más tarde, volver a coger las bicicletas con más fuerzas.
Pasado Rabanal, la cosa empezó a complicarse con la subida. En esta parte, saqué las pocas energías que me quedaban para subir hasta la Cruz de Ferro, uno de los monumentos por excelencia del Camino. Tras una sesión de fotos, proseguimos hasta Manjarín, albergue mantenido por uno de los pocos templarios del Camino. Tras una visita y sellado del credencial, volvimos a montarnos para continuar, eso sí, ahora todo sería bajada que era de agradecer tras subir hasta  los 1.430 metros de altura (Cruz de Ferro). Dicha bajada, nos llevó hasta Ponferrada, lugar donde finalizaría la etapa del día. Una vez instalados y duchados, nos profundizamos por la ciudad para acabar comiendo en un McDonalds. Poco después, volvimos al albergue a descansar , eso sí, tras una parada para comprar la cena.
Estos son los datos del albergue de Ponferrada, San Nicolás de Flüe.

Día 4: Ponferrada - Laguna de Castilla

Kilómetros día: 57.47 km
Tiempo rodando: 4:34:21 h.
Kilómetros recorridos: 167.76 km


El resto de peregrinos no tuvieron mucha educación encendiendo las luces de la sala a las 6.30h.Sin más remedio, nos tuvimos que levantar debido al jaleo que ya había. Al igual que los anteriores días, la mañana se mantenía fría. Desayunamos y, acto seguido, preparamos las bicis para salir de nuevo.
El camino nos hizo pasar por le castillo templario de Ponferrada entre otros monumentos y arquitecturas.
Una vez que salimos de Ponferrada, seguimos sobre llano hasta Villafranca del Bierzo. Nada a destacar en los pueblos por los que hemos pasado, "más de lo mismo". Si hay que decir que gran parte de la etapa de hoy, la hemos realizado paralelo al Río Burbia. Era de agradecer sentir un poco de agua con el calor que hacía desde media mañana.
En Villafranca, decidimos parar a merendar en una de las plazas del pueblo. Allí, coincidimos con el gironés y los dos mallorquines. Tras un buen rato de charla, los paisanos continuaron, mientras nosotros, nos quedamos con el gironés merendando.
Tras acabar de coger energías, continuamos el camino. Al salir del pueblo, la cosa empezó a empeorar ya que empezaba la famosa subida. Poco a poco sentía como mis fuerzas iban debilitándose.
Nos paramos a descansar en la entrada a Las Herrerías. Allí, empezaba el desnivel más alto hasta O'Cebreiro, así que, antes de reanudar la marcha, decidimos ir cada uno a su ritmo y ya nos encontraríamos en La Laguna de Castilla, lugar donde acababa la etapa del día.
Aclarar que antes de llegar a las Herrerías, perdimos por el camino al gironés.
Salímos cada uno a su ritmo. Por mi parte, pronto empecé a quedarme y a distanciarme de Kiko y Jaume debido a las nulas fuerzas que tenía. La subida era de 10 km de distancia hasta La Laguna, así que lo mejor era no ponerse nervioso por querer llegar cuanto antes.
Al poco tiempo, tuve que bajarme de la bicicleta y empujarla ya que, el desnivel y las pocas fuerzas en las piernas me hacía imposible realizarlo encima de ella. Cada dos por tres, me tenía que parar. Las piernas ya no aguantaban más y sumado al calor y que no tenía agua, provocaba que me quedase sin oxigeno.
Hay que decir que, hay 2 posiblidades o formas de subir. La primeraopción, es hacerlo por el camino a pie, poco recomendable realizarlo en bici debido a la gran dificultad del terreno.
La segunda y aconsejable para el que va en bici, es ir por la carretera. Esta, tiene un gran desnivel que hará gastar las energías para los que no tenemos un potencial físico muy alto.
Volviendo a lo de antes, poco a poco, encima o al lado de la bici, fuí subiendo. A falta de unos 2 km, se podía ver el pueblo a lo alto de la montaña. La carretera parecía eterna, no acababa nunca. Sobre los 700 metros antes de llegar, el desnivel daba una tregua, cosa que me permitió dar un último tirón con la bici hasta llegar al albergue.
El pueblo eran básicamente, 10 casas. En el albergue, estaba esperando Kiko, que había llegado unos 45 minutos antes y Jaume, que había llegado hacía 10 minutos.
Se había equivocado y había cogido el desvío hacia La Faba, cogiendo la ruta a pie. Tras coger un poco de aire, nos instalamos en la habitación. Era una buhardilla para 8 personas. Creo, que fué una de las mejores habitaciones de las que estuvimos. Era como una habitación de hotel, con su propio baño completo y, lo mejor de todo, para nosotros solos. El hospitalero fué muy amable desde el primer momento. Nos permitió comer un menú a las 17 h tras una ducha de agua fría que agradeció el cuerpo. Tras comer, decidimos lavar la ropa mientras descansábamos en la cama.
Por la tarde, sobre las 20h, decidimos coger las cámaras de fotos e ir a dar una vuelta por la aldea.
No sé si lo he comentado en días anteriores. En esta zona de la península, suele anochecer bastante más tarde. Solía hacerlo sobre las 21.30 - 22h. Al contrario que en Palma, que suele anochecer sobre las 20.30h.
Por la noche, como había comido tarde, decidí picar unas galletas que tenía al igual que Jaume. Kiko, en cambio, bajo al bar para probar el queso con miel. Según él, muy bueno. Dado que el día siguiente, la mayoría de kilómetros eran en bajada, nos acostamos más tarde al igual que la hora de levantarnos (8h).
A continuación, tenéis los datos del albergue La Escuela, en la Laguna de Castilla.

Día 5: Laguna de Castilla - Sarria

Kilómetros día: 50.97 km
Tiempo rodando: 3:04:24 h.
Kilómetros recorridos: 218.73 km


Sin duda la mejor cama para dormir unas cuantas horas seguidas. Con tranquilidad, nos levantamos y bajamos a desayunar un Cola Cao con tostadas. Destacar el pan de "pueblo" (o al menos yo lo conozco así) en todos los lugares donde comimos durante el Camino, buenísimo. Una vez desayunados y con las alforjas listas, pillamos las bicis y nos ponemos a subir los 2 últimos kilómetros de subida hasta O'Cebreiro. Costó un poco pero lo conseguimos.
Desde lo alto podías diferenciar que era Castilla y León, y que era Galicia. Las vistas eran increíbles. 

Después de realizar varias fotos y vídeos, seguimos hasta la ermita de O'Cebreiro.
Había unos souvenirs donde aprovechamos para comprar la concha y unas matrículas con nuestros nombres para poner en el portabultos.

Realizadas las compras, subimos lo poco que quedaba de montaña, pasando por Alto de Poio, lugar donde tuvimos que realizar una parada obligatoria para hacernos unas fotos con el monumento del peregrino.
Y aquí empieza la baja hasta Triacastela. Jaume y yo hicimos toda la bajada por carretera. Bajando tuve unos problemas con el asiento. Uno se emociona y se pone en posición para evitar el mínimo de rozamiento con el aire y así ir más rápido. Al parecer el tornillo que une el tubo con el asiento no estaba muy bien puesto, provocando que el asiento se me quedará en posición diagonal. Mantuve esta posición hasta llegar a Triacastela, lugar donde, con ayuda de una llave allen volví a colocar el sillín de forma correcta.
Habíamos quedado para merendar en este mismo pueblo. La duda era donde se encontraba Kiko. Había bajado el primero y no lo encontrábamos por ningún lado. Tras llamada telefónica, nos comenta que, cansado de bajar por carretera, decidió meterse por el camino a pie. Según nos comentó, dué muy divertido y las vistas y naturaleza increíbles. 
Una vez reunido los tres de nuevos, nos disponemos a buscar un sitio donde merendar. Buscando, nos volvimos a encontrar con el gironés y los 2 mallorquines. Estos, habían pasado la noche en O'Cebreiro. Acababan de merendar y ya partían hacia Sarria.
Como cada día para no perder la rutina, merendamos pepito de lomo, mientras Kiko se decantaba por unos huevos con bacon.
Con el estómago lleno y bajo un sol increíble, la verdad que apetecía cualquier cosa menos coger la bici, pero, habíamos venido a eso, así que proseguimos la marcha. 
En este último tramo hay 2 caminos distinos.
El primero, y más corto, es seguir por San Xil hasta Pintín.
La segunda, pasa por Samos.
Decidimos coger el segundo tramo. Este es un poco más largo y nos lleva hacia Samos, lugar donde se encuentra el Monasterio con mismo nombre, uno de los más antiguos del país y símbolo cultural de Galicia. 
Tras realizar otra sesión más de fotos, proseguimos hasta llegar a Sarria, final de la etapa del día.
En este pueblo, hay un gran número de albergues (la mayoría privados) y gran parte de estos se sitúan en la misma calle. Tras llegar, probamos suerte en el albergue municipal, pero era demasiado tarde y estaba todo ocupado. Proseguimos y el siguiente albergue que encontramos es O durmiñento. Preguntamos por 3 camas y nos dicen que disponen de una habitación para 3. Nos proponen ir a verla y, la verdad, estaba bastante bien, así que, aceptamos quedarnos en este albergue. 
Tras una ducha, que era de agradecer, nos disponemos a comer algo. Preguntamos al hospitalario y nos plantea un problema. Este mismo día es el día de Galicia, es decir, todo cerrado.
Puesto que no podemos comprar nada en ninguna tienda, damos una vuelta para ver que encontramos. Damos con una tienda para el peregrino donde, nos aconsejan sobre los bares de un paseo cercano al lugar.
Llegamos allí y decidimos para en la terraza de un bar para picar/comer un poco de pulpo, croquetas,etc.
Tras comer y descansar tranquilamente, decidimos ir a conocer el lugar.
Tras dar una vuelta, volvemos al albergue a descansar un poco. Justo cuando llegamos comienza a llover un poco, aunque al rato para. Por la noche decidimos ir a cenar una pizza a una trattoria que nos aconsejaron. La verdad que estaban buenísimas. Tras esto volvemos al albergue. Comentar que, este albergue, tiene una zona donde dejar las bicis en la parte trasera, pero no está cerrado, aunque, no te ponen pegas para, al final del día, meter dentro del comedor la bici. Los datos del albergue se encuentran aquí.

Día 6: Sarria - Palas de Rei

Kilómetros día: 51.88 km
Tiempo rodando: 4:09:16 h.
Kilómetros recorridos: 270.61 km




Como cada día, nos levantamos sobre las 6:45h. El día amanecía fresco, como la mayoría de días. Tras conseguir levantarme de la cama, cosa que costó, me puse de largo, recogí las cosas y salimos a desayunar algo. En la misma calle donde se encontraban los albergues, habían varios bares. Decidimos pararnos en uno que hay a unos 15 metros de dicho albergue. Tras hacer un poco de cola para pedir, al fin nos atienden y pedimos un Cola Cao con una napolitana, recien hecha, lo mejor para un buen desayuno.
Tras nuestro "nutritivo" desayuno y tras una breve charla con Mike, un chico suizo el cual coincidimos en varios lugares días antes, nos montamos en las bicis para dirigirnos hasta Palas de Rei, nuestro fin de etapa del día. Aclarar que tanto este día como el siguiente hasta Santiago, el camino es bastante irregular, siendo un rompe-piernas (subidas y bajadas constantes).
Justo al salir de Sarria, ya nos adentramos en bosques. La etapa de momento no era muy complicada y cómodamente llegamos hasta Portomarín.

 Para llegar a este pueblo, debes antes pasar por el río Miño y, tras este, una entrada por unas escaleras, las cuales, si vas en bici, te será imposible subir. Como solución, debes girar a la derecha, subir una pequeña cuesta para luego girar hacia la izquierda. Esa misma calle, te llevará a la calle principal de Portomarín. En esa misma calle, nos encontramos, un día más, con los paisanos y el gironés, así que, decidimos parar a merendar con ellos. Para no perder la rutina, merendamos pepito, y tras un rato de charla, el gironés decide partir. Allí nos quedamos los mallorquines, comentando nuestras vidas en la isla. Tras un rato, aparece un madrileño, no sé si lo conté anteriormente, el cual había salido de Madrid con tienda de campaña en una mano y 100€ en la otra. Se había quedado sin dinero y llevaba dos días buscando un Correos para que sus padres le enviarán dinero. Otra forma de hacer el Camino. Por suerte, alguien le dió 20€ para que pudiese comer algo, así que nos acompañó durante el resto de la merienda. Tras una larga charla, los 5 mallorquines decidimos emprender de nuevo el camino.
Empezamos juntos aunque poco a poco, nos distanciamos hasta dejar atrás a los dos mallorquines. Durante esta parte del día, me encontré bastante bien de energías, así que empecé a ir a un ritmo un poco más rápido y, de esta forma, a distanciarme de Jaume y Kiko. Aunque este último no me tenía muy lejos.
Tira a tira y sin darme cuenta, me pasé un desvío, siguiendo recto cuesta abajo. Tras un buen rato y un par de kilómetros recorridos, decido pararme a esperar. Tras 10 minutos, mi cabeza empieza a pensar...hace tiempo que no veo ninguna señalización...tampoco a ningún peregrino...Tras 5 minutos más de espera, decido proseguir un poco más hasta que, a 200 metros, llego a un bifurcación la cual no tenía ninguna flecha. Efectivamente, ahora estaba seguro que me había equivocado de camino. Tras dar la vuelta y unos 20 minutos de subida, encuentro a Jaume y Kiko. Estos habían dado media vuelta ya que, a poca distancia del desvío, encontaron al gironés descansando el cual les dijo que yo no había pasado. Una vez todos reunidos, reemprendemos la marcha tranquilamente y, sin darnos cuenta, llegamos al final de la etapa, Palas de Rei.


Empezamos a buscar albergues. Al igual que Sarria, el público estaba completo. Seguidamente, paramos en el albergue Buen Camino, donde nos dicen que también está lleno y las últimas 4 plazas están reservadas hasta las 16h, así que decidimos esperar. tras un rato hablando con el hospitalero, él mismo decide que no van a llegar y nos ubica en las camas pertinentes. Tras dejar las cosas comemos y nos pegamos una ducha. Después cada uno hace lo suyo y por la tarde decidimos dar una vuelta por el pueblo. Tras esto volvemos al albergue para cenar. Allí nos volvemos a encontrar con Mike, con el cual charlamos un rato antes de cenar. Una vez el estómago lleno, decidimos irnos a la cama por última vez en esta aventura.
Estos son los datos del albergue Buen Camino