Había quedado con Jaume para recogerle en su casa sobre las 5:45h. y me llama casi a las 6 para ver donde estaba...en efecto, estaba en la cama. El despertador no había sonado así que tuve que vestirme rápido y sin tiempo de desayunar salir en busca de Jaume para luego parar en el aeropuerto.
Menos mal que la distancia era corta y que con el mañaneo apenas había tráfico. Eso nos hizo llegar sobre las 6.15 al aeropuerto con tiempo de sobra para dejar las alforjas y embarcar tranquilamente.
Allí ya se encontraba Kiko, que sin esperar a nadie había facturado su alforja mientras nosotros hacíamos cola aunque, el haber sacado las tarjetas de embarque el día anterior nos facilitó el proceso. Acto seguido, decidimos pasar el filtro y esperar tranquilamente en la puerta de embarque, lugar donde se me cayó medio mundo. Tras buscar en todos los bolsillos del pantalón, me dí cuenta de que mi móvil me lo había dejado en el coche. Esto querría decir que me pasaría el Camino sin Facebook,Gmail, juegos, etc. para matar el tiempo. Es decir, totalmente desconectado de mi vida y con el único enlace de mis compañeros sobre éste.
Si se dice que el Camino es un viaje hacia tu interior, desconectando de cualquier enlace sobre tu vida cotidiana, yo lo iba a cumplir a rajatabla.
Tras superar dicha pérdida :p nos encaminamos hacia Madrid con 15 minutos de retraso. La verdad que el tiempo nos preocupaba un poco dado que como novatos en el Camino también lo eramos con el metro, sobretodo en Madrid. Varios amigos y conocidos nos habían dado distintos tiempos de distancia entre el aeropuerto y Chamartín, estación donde salía nuestro tren.Aclarar que ninguno dió con el tiempo.
Llegamos a la T2, cogemos nuestras alforjas y como guiris puros y duros empezamos a dar vueltas hasta dar con la estación. El trayecto duró unos 30-35 minutos, el cual nos lo tomamos con calma al contrario que los madrileños y su estresada vida en la capital. Así que nos presentamos en Chamartín a las 10:10 más o menos y con tiempo de sobra para coger el tren que nos llevaría hasta León, ciudad de destino en este primer día.
Uno de los pasatiempos del camino fué como nos lo ibamos a montar para llegar hasta el Polígono Onzonilla, a las afueras de la ciudad. Los de Seur nos la habían clavado y para poder recoger "paquetes grandes" debíamos ir al almacén.
Otro pasatiempos fué una mujer la cual, sin ánimo de ofender, se las quiso dar de lista con el camino y, sin comerlo ni beberlo, ensanchó más la península para marcar una distancia de 800km entre León y Santiago.
Menos mal que, su cabeza empezó a funcionar y supo rectificar a tiempo.
Allí pedimos las bicis las cuales tuvimos que montar ya que estaban medio despedazadas para poder meter en la caja y acto seguido de vuelta a León. Esté último tramo nos fué más fácil de hacer con ayuda del mapa y rápidamente dimos con el albergue donde pasaríamos la noche.
El trato fué bueno aunque no lo eran tanto las literas, las cuales como somier se usaba una tabla de madera y no había almohada aunque, dentro de lo que cabe, se podía dormir. O no...
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