Kilómetros día: 52.66 km
Tiempo rodando: 4:05:20 h.
Kilómetros recorridos: 52.66 km
Son las 6:15h y empieza a haber jaleo. Bueno, en realidad el jaleo no había parado en toda la noche. Delante del albergue había una plaza en la cual, siendo viernes noche, la gente joven había hecho botellón. A eso, le tenemos que sumar la incomodidad de dormir sin almohada y nos da como resultado, una noche horrible. Debido al ruido que generaban los más madrugadores, decidimos levantarnos sobre las 6:45h.
La mañana era bastante fría, así que me tuve que vestir de largo para soportar las primeras horas del día. Hay que apuntar que, el mismo albergue, se encargo de un buen desayuno para coger energías antes de salir a la aventura. Tostadas, cereales, avena... eso sí, ojo con el café que el hospitalario te echaba en el vaso. Si te despistabas, te daba un café "triple". Durante el desayuno conversamos con un alemán, el cual estaba interesado en nuestro "peregrinaje ciclista" ya que eramos los únicos que no íbamos a pie, eso sí, todo esto usando nuestro increíble inglés de Harvard.
Pasado el desayuno, recogimos nuestras cosas, hicimos unas fotos, dejamos nuestro donativo y preparamos las bicicletas para nuestro primer día como bicigrinos.
Hay que decir que la noche anterior, trazamos en el mapa el recorrido a seguir hasta el Camino en sí ya que, el albergue se encontraba un tanto apartado de la ruta. Y como era de esperar de nosotros, empezamos a dar vueltas por calles y callejones, dando antes con los últimos fiesteros de la noche que con las flechas o conchas amarillas que marcaban el camino hacía Santiago.Eso sí, dimos con la catedral a la primera, lugar donde realizamos varias fotos para luego emprender de nuevo la búsqueda de la primera flecha amarilla. Tras varios mareos con las calles de la ciudad, al fin dimos con la primera marca, la cual nos llevo hasta el Monasterio de San Marcos, convertido hoy en día en un parador de lujo y junto a este un museo del propio monasterio. Tras este pasaremos por un puente que nos llevará a las afueras de la ciudad para seguir por un camino paralelo a la carretera. Mencionar que, gran parte de la etapa de este día, transitaba paralelamente junto a la carretera con pequeños desvíos por el interior de los campos y prados de Castilla y León.
La etapa se iba haciendo fácil de llevar debido a que era completamente llana, con unos pequeños repechos al inicio.
Finalmente, llegamos a Villadangos del Páramo, nuestro punto de parada para merendar y reponer energías.
Respecto a peregrinos, durante este días vimos bastante poca gente, aunque el número fué incrementandose a medida que nos acercábamos más a Astorga, lugar donde acabaríamos la etapa.
Tras varias horas de pedaleo llegamos a Astorga. En un principio no dábamos con el albergue. Por suerte, una mujer mayor nos indicó donde se encontraba dicho albergue, que en ese momento estaba justo encima de nosotros.
Como anécdota, esta mujer nos preguntó de donde veníamos. Al comentarle que eramos de Mallorca, se le puso una sonrisa de oreja a oreja dado que, casualidades de la vida, había pasado media vida viviendo en la isla, lugar donde aún se encontraban sus hijos. Tras un rato de charla, proseguimos hasta el albergue.
Justo en la entrada, Kiko se dió cuenta de que se había dejado el credencial en uno de los albergues donde paramos a sellar. Menos mal que fué el primer dia; llegar a ser ya en Galicia y se hubiese quedado sin Compostela y marca de que hizo el Camino, que, al fin y al caso, es uno de los objetivos de todo peregrino/bicigrino.
Una vez sellado el credencial y guardadas las bicis, nos indicaron la habitación donde se encontraban nuestras camas. Esta habitación la compartiríamos con otro bicigrino, el cual también salió desde León. No recuerdo el nombre, tan solo recuerdo que era de Girona.
Dejamos los trastos, nos pegamos unas duchas y decidimos salir en busca de algún bar donde comer algo.
Eran casi las 16h (habíamos llegado sobre las 15:15h.) así que la cosa podía pintar un poco difícil dado que a esas horas las cocinas ya se encontraban cerradas. Nos acompañaba el gironés (lo llamaremos así), aunque él, al poco tiempo, se desmarcó para comer en un restaurante el famoso plato típico de allí, el cocido maragato. En cambio, nosotros nos paramos en un bar para comer un menú que entró con muchas ganas tras el día de pedaleo.
Una vez teníamos el estómago lleno, nos introducimos por la ciudad para visitar, entre otras cosas, su catedral y el palacio de Gaudí, las arquitecturas más sobresalientes de Astorga.
Tras un largo paseo y con los primero síntomas de cansancio, decidimos parar a comprar algo de comida para la cena y el desayuno y, posteriormente, acabar en el albergue para descansar.
Para los que vayáis, recomendaros un supermercado el cual, parte de su suelo, se encuentra acristalado. Esta situación es debido a que parte de su subsuelo, se encuentran las antiguas cloacas de la antigua Asturica Augusta.
Finalmente, acabamos en el albergue. Por la noche, Jaume, nuestro chef del día, decidió prepararnos unos espaguetis improvisados y tras la cena, nos quedamos charlando con varias personas, recalcando dos hombres mayores catalanes, con los cuales, pasamos un buen rato de risas antes de irnos a dormir.
A continuación tenéis los datos del albergue Siervas de María.
Un albergue, desde mi punto de vista, muy bueno con buenas camas y bastante completo(cocina, internet, parking bicis..) y el precio fué 5€.
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