domingo, 13 de julio de 2014

Día 2: Zamora - Tábara

15/07/2014

Kilómetros de la Etapa: 76.99km
Tiempo Rodando: 5:21h
Tiempo Total de la Etapa: 7:56h
Kilómetros Totales del Camino:76.99km


Tras una noche un tanto calurosa y luego, haber tenido que taparme con el saco sobre las 5 de la mañana debido al fresco de esas horas, nos levantamos sobre las 7h con música clásica a cargo del hospitalero Epi, el cual, nos avisó de que no pusiéramos ningún despertador.
La mañana empezaba con rasca aunque, pasadas unas horas sería completamente lo contrario.
Me levanto, me visto de ciclista y preparo las alforjas justo antes de dirigirme hacia el comedor donde Epi y Mercedes se encuentran preparando el desayuno. Como de un buffet se tratara, cojo un par de madalenas y leche caliente que habían preparado para hacerme un colacao mientras Epi, está calentando unas tostadas que nos servirá en la mesa posteriormente. Durante el desayuno, se nota que todos los peregrinos estamos un tanto dormidos aún, conversando solo sobre la ruta a seguir para salir de la ciudad con muchos cortes de silencio por enmedio.
Todos desayunamos juntos por lo que, a la hora de preparar las bicis (en total eramos 6 bicigrinos) subimos casi todos a la vez y acaparamos todo el patio para engrasar, montar alforjas y resto de preparativos antes de salir.
Soy uno de los primeros en acabar y antes de partir, voy a despedirme de Epi y Mercedes dando mi donativo y agradeciendo su desinteresada amabilidad así como de la cena, post-cena y desayuno que prepararon. Justo en la salida del albergue deseo buen camino al resto de peregrinos y bicigrinos que aún no han salido y saco la bici.
Primera marca que veo al ir por Zamora
Mientras espero a que el GPS se posicione para seguir un track que me había descargado y grabar el mío propio, sale del albergue Fernando con su padre y son los primeros en iniciar la etapa. Poco más tarde lo hago yo, quedando aún en el albergue Ramsés, Ignacio y Belén (bicigrinos).
Hubiese sido bonito partir los 6 juntos pero, cada uno tiene su final de etapa en distintos lugares como, por ejemplo, Ramsés, Fernando y su padre que seguirán hacia Benavente para, posteriormente, seguir por el Camino Francés. Yo, en cambio, seguiré hacia Orense haciendo el Sanabrés.
Me monto en la bici y tras cruzar la plaza de Viriato me dirijo hacia el ayuntamiento para salir de Zamora. Aquí empiezo con los errores de orientación y confundo el ayuntamiento con otro edificio con banderas siguiendo por un paseo. A los 100 metros me doy cuenta y doy medio vuelta (menos mal que solo eran 100m.). Llego otra vez a la plaza mayor, visiono el ayuntamiento y, ahora sí, cojo el trazado correcto.
Iglesia en Plaza Mayor
Aclarar que hay que estar pendientes de las indicaciones y de nuestra guía (si la llevamos) ya que, una vez fuera del casco antiguo hay una bifurcación no señalada hasta más adelante donde, si nos dirigimos hacia la izquierda seguiremos hacia el Camino Portugués mientras, si seguimos recto continuaremos por la Vía de la Plata.
Continuo por buen camino y pasado 1 kilómetro, veo a todos los que van a pie (6 peregrinos) y de buen humor dado que, los encuentro entre risas. Me vuelvo a despedir de ellos y les deseo buen camino.
De momento, la salida de Zamora es todo por carretera hasta pasados unos kilómetros tras salir de la ciudad donde encuentro un desvío de tierra hacia la derecha en dirección a Roales de Pan y donde se encuentra el primer mojón de mi Camino. Foto y a seguir.
Primer mojón a la salida de Zamora
El tiempo, de momento, acompaña al contrario del paisaje que no deja de ser tierra y más tierra sin árboles y sin apenas vegetación. A todo esto, ya estaba avisado de este paisaje que me encontraría pero no deja de sorprenderme.
Voy solo y a buen ritmo y me empiezo a preguntar si Fernando y su padre se estaban tomando el camino como una carrera dado que, salieron delante mía y, después de mi fallo de orientación dejé de verlos. Esta zona es toda árida y se puede ver perfectamente unos kilómetros más adelante y no los localizo. En cambio, por detrás veo a 1km de mi a 2 bicigrinos. Supongo que son 2 que salieron detrás mía en el albergue hasta que, paro a hacer unas fotos y justo al cruzarme me saludan y veo que, efectivamente, son Fernando y su padre. Me uno a ellos y les comento que pensaba que iban delante mía ya que salieron antes y tuve un error de ruta en Zamora. Me comentan que ellos han tenido el mismo problema dentro de la ciudad y se han perdido durante un buen rato hasta que encontraron el camino otra vez.
Paisaje árido dirección Roales de Pan
Tranquilamente aunque, a un ritmo un tanto más rápido al habitual, vamos conversando y vemos que más atrás (a un par de kilómetros) vienen el resto de bicigrinos que salieron de Zamora. Llegamos de esta manera a Roales de Pan donde paro en la entrada del pueblo para hacer una fotos al jardín de una casa la cual, está decorada de una forma un tanto extraña. Un
Jardín con todo tipo de figuras en la entrada a Roales de Pan 
peregrino, un hombre a caballo, un portal de Belén...algo raro que hace que haga varias fotos para registrar todo el jardín. Continúo la marcha y al poco tiempo doy con Fernando y cía que paran en la fuente que se encuentra en la plaza del pueblo para rellenar bidones.
Continuamos la marcha y, una vez salimos de Roales, nos empezamos a encontrar con los problemas de los desvíos de las obras del AVE.
En medio de la nada, nos encontramos con un puente a medio construir el cual, corta el camino y pese a que los mojones indican que giremos a la derecha, al poco nos encontramos en una carretera nacional sin ningún tipo de señalización. Saco el GPS (usando el móvil) y compruebo que, el giro debería haber sido hacia la izquierda dando de nuevo con el camino original. Nosotros vamos en paralelo por lo que, en el primer camino que vemos hacia la izquierda, nos metemos para volver a la vía original. En ese momento, el padre de Fernando se maldice a si mismo. Se dejó en casa su GPS Garmin y al llegar a Zamora solo se encontró con los cables para cargarlo. Si el camino sería continuamente así con este tipo de desvíos lo echaría en falta.
En Montamarta con Fernando y su padre
De esta forma, llegamos a Montamarta donde, a la salida de dicho pueblo, nos encontramos con otro problema. El camino que sigue hacia las ruinas de Castrotorafe está inundado por el embalse de Ricobayo. Nos paramos y justo en ese momento, un vecino del pueblo nos indica que el paso de este embalse se tiene que hacer por el puente y, una vez cruzado este, se encuentra un desvío para volver al camino de tierra. Le agradecemos la información, realizamos un par de fotos y continuamos, cruzando por el puente y volviendo otra vez al camino.
Camino inundado por el èmbalse de Ricobayo.
Al fondo, las ruinas de Castrotorafe


De desvío en desvío seguimos el Camino hasta que, sin darnos cuenta, nos metemos en plena obra del AVE y, entre camiones y excavadoras aparece un hombre, el cual , nos indica que el camino no se puede seguir por ahí y que debemos seguir por carretera y, más adelante, encontraríamos de nuevo otro desvío para seguir por el camino. Volvemos de nuevo a la carretera y pasados un par de kilómetros damos con el desvío que indicaba pero con un pequeño problema. Las obras se habían comido el propio desvío que estos habían hecho por lo que, no tenemos más remedio que seguir por carretera hasta dar con un segundo desvío que nos devuelve al camino de tierra otra vez.
Esto me hace pensar en los que van a pie. Debido a las obras, la nacional es bastante estrecha (algún que otro camión nos pasaba bastante cerca) y, pese a que nosotros corríamos el mismo peligro aunque pasáramos esa parte de carretera más rápido, los de a pie se la jugaban bastante caminando durante un buen tramo por el arcén de la carretera.
Entre camino y desvíos por carretera cruzamos los pueblos de Fontanillas de Castro y Riego del Camino.
Seguimos por camino dirección hacia Granja de Moreruela. Las indicaciones iban variando entre las originales y las provisionales por las obras hasta que hay un momento en que, nos damos cuenta que, lo que suponemos que es Granja de Moreruela a lo lejos, cada vez la estamos dejando a nuestra derecha más y más. Vuelvo a sacar el GPS y, efectivamente.
Bifurcación hasta Orense o Astorga en Granja de Moreruela
La ruta provisional nos llevaba hacia el camino pero, dejando de largo este pueblo, el cual, se encuentran los 2 desvíos. Uno lleva hacia Orense siguiendo el Camino Sanabrés. El otro, sigue la Vía de la Plata hasta Astorga donde se une al Camino Francés.
Seguimos un poco más hasta que damos a un cruce donde no paran de pasar camiones y bulldozers hasta arriba de piedras/rocas y arena la cual, van dejando por el camino. Volvemos a mirar el GPS y comprobamos que ese camino por donde van nos llevará hasta el pueblo. Giramos y seguimos dicho camino con cuidado debido al tráfico de maquinaria que pasa por allí. Ese mismo camino, nos devuelve a otro que irá directo hacia Granja. 15 minutos más tarde entramos en el pueblo. Tras dar una vuelta por el pueblo obligada debido a las flechas, damos con el cruce. En ese mismo cruce, decidimos parar a merendar algo dado que son las 11.30h y tenemos más de la mitad del camino hecho.
Merendamos unos bocatas mientras conversamos sobre el Camino Francés. Ellos han decidido seguir por esta ruta ya que, el padre, hace un par de años hizo el Sanabrés y querían cambiar y ver otra cosa. Dado que lo hice en 2011, les comento varias cosas como desniveles, dificultades y la problemática de los albergues dado que es verano.
En 30 minutos estamos merendados y el padre de Fernando, quiere continuar la marcha para hacer el máximo de kilómetros posibles. Su intención es quitarse al día el mayor número de kilómetros para poder aprovechar 2-3 días en Santiago. Volvemos al famoso cruce y allí nos despedimos. Yo de momento, decido sentarme en una sombra y descansar un rato más ya que "solo" me quedaban unos 20km.
Después de 30min tomando un refrigerio en la sombra y revisado en la guía como llegar hasta el monasterio de Moreruela, reanudo la marcha. Nada más salir del pueblo continuo por más desvíos por culpa de las obras. Poco a poco veo que me van a venir bien ya que, para llegar a dicho monasterio, hay que desviarse unos 4 kilómetros del camino pero, debido a las obras, tan solo me desvío 1.5km. Decir que dicho desvío es bastante fácil ya que prácticamente es todo asfalto.

Finalmente, llego al monasterio de Moreruela el cual, se encontraba cerrado. Bueno, no es muy difícil entrar, tan solo lo separa de la carretera un pequeño muro de 1m. Salto y me doy un paseo por este aunque, a la zona interior no puedo acceder debido a que está cerrado por vayas cosas que no impide verlo desde cierta distancia donde aprovecho para otra sesión de fotos.

Después de 15 minutos de visita, decido continuar ya que el calor empieza a ser un tanto insoportable.
Continuo por caminos de tierra con ningún tipo de sombra alrededor, cruzando por el puente de Quintos el Río Esla, donde paro para hacer otra sesión de fotos. Pasado dicho puente, las flechas indican seguir por camino pero,
Pequeños repechos largos
en la guía que llevo aconsejan seguir por carretera dado que, si seguimos por camino hay tramos donde tendremos que coger la bici a cuestas para poder pasar. Prosigo por la carretera con algún que otro repecho hasta llegar a un desvío. Aquí podemos continuar por carretera hasta Tábara pero decido ser purista y cojo el desvío que, posteriormente, me devolverá al camino para llegar a Faramontanos de Tábara.
Puente de Quntos
Es una bajada por carretera en la que, a unos 50m encuentro un mojón situado a la derecha de la entrada de un camino con una flecha indicando hacia la izquierda. Dicha flecha me hace dudar. No sé si indica que siga por carretera o indica que es ese camino. Reviso la guía y compruebo que hay que hacer un giro hacia la derecha para enlazar con el camino por lo que doy por hecho que es ese camino. Me introduzco por tal camino, el cual es una constante subida suave, hasta que pasados 3 kilómetros me encuentro con que se acaba. En medio del calor y el sol que hay ese día y con un mosqueo que va incrementando saco una vez más el GPS. En efecto, mi sentido de la orientación me ha vuelto a fallar y he seguido un camino paralelo al que tocaba. Debía haber seguido bajando para, más adelante, girar a la derecha. Intento mirar algún tipo de atajo pero no hay forma, tendré que volver hacia atrás y pedalear otros 3 km de regalo. Al menos, son cuesta abajo por lo que rápidamente llego a la carretera, sigo bajando y ahora sí, doy con el camino correcto.
Durante este tramo, me doy cuenta de que voy sin agua y estoy muerto de sed. Más vale que llegue cuanto antes a Faramontanos y rellene los bidones porque con el calor que está haciendo no conviene estar mucho tiempo así. Sigo subiendo algún que otro repecho que se compensa con su posterior bajada. De esta forma, llego a Faramontanos de Tábara la cual, debo de cruzar. Sigo recto hasta un punto que no veo flechas aunque no le doy mucha importancia dado que luego (pienso) debo de dar con ellas que estarán en alguna calle paralela. Voy con esa idea hasta que paso por al lado de un bar donde se encuentran un grupo de hombres mayores tomando algo. Justo después de cruzar este bar, oigo un comentario de uno de ellos - Ese ciclista va en dirección contraria a donde toca.
Gracias por comentárselo a tus amigos en lugar de decírmelo a mi al pasar, pienso. Vuelvo a pararme y saco otra vez más el GPS. Tiene toda la razón, aunque no estoy muy lejos de la calle correcta. Doy un par de vueltas hasta que doy con el camino correcto. Este me llevará a una plaza donde hay la deseada fuente de agua. Paro y tras dejar correr el agua un poco (está hirviendo) relleno los bidones con agua bien fría y le pego a una de ellas un sorbo bien largo. Son ya las 14h pasadas, llegando a las horas más fuertes de calor. Prosigo y justo a la salida encuentro a unos ciclistas que están echados en  el césped bajo una sombra bastante grande. Me tienta las ganas de echarme un rato a descansar pero, me encuentro a 7km del final de la etapa de hoy por lo que decido proseguir y acabar de una vez.
El día anterior, se me había pasado por la cabeza el seguir hasta Santa Croya de Tera (final de la etapa de hoy según la guía y para muchos ciclistas que leí en diferentes blogs) según la hora y el estado que me encontrase pero, el ritmo un tanto alto siguiendo a Fernando y a su padre, el calor insoportable y los kilómetros de más debido a mi mala orientación ya están haciendo mella.
Prosigo por más caminos inhabitados por árboles hasta que, a unos 4km antes de llegar a Tábara, llego a un cruce que me hace girar a la izquierda y ahí mismo encuentro un árbol bastante grande con buena sombra y justo en ella un banco "casero". Decido parar a descansar y dado que son las 15h y había comprado provisiones el día anterior, decido comer ahí mismo.
La verdad que parecía como encontrar un oasis en medio de un desierto. Un bochorno insoportable bajo el sol que hacía que las chicharras no hubiesen parado de hacer ruido durante todo el día y, de repente, una sombra en la que se está fresquito y a gusto para descansar.
Desde ese mismo cruce, se puede otear a lo lejos el pueblo de Tábara en línea recta pero, dada la distancia recorrida erróneamente y las ganas por llegar decido echar un vistazo tanto al GPS como a la guía mientras como para asegurarme de que fuese completamente directo al pueblo.
Pasada media hora en la que había comido y descansado 10 minutos a la sombra, me propongo endosarme el casco por última vez hoy y aguantar el calor durante los 4km que me restaban.
Plaza de Tábara
Continuo, en ese momento con más pereza que ganas llevando el estómago lleno y sin pausa pero sin prisa llego a la iglesia de Tábara. Solo me quedaba cruzar una carretera que había para adentrarme en este pequeño pueblo y, posteriormente, buscar el deseado albergue para darme una ducha bien fría. Sigo y cruzo la plaza del pueblo llegando a un pequeño hotel. Allí no veo ningún tipo de señalización, tanto flechas del camino como del albergue. Vuelvo a sacar el GPS ya bastante cabreado. Lo que quería era dejar la bici, ducha fría y descansar de una vez en lugar de dar más vueltas.
Miro el GPS y el track continúa por el camino así que no indica el albergue. Miro la guía y tampoco detalla como llegar al albergue. Recuerdo que, leyendo blogs, en uno de ellos decía que estaba un tanto apartado del pueblo así que alguna señalización debe haber. A esas horas no hay nadie por la calle ya que la gente preferirá dormir la siesta que pasar calor en la calle así que tampoco tengo la opción de preguntar.
Decido volver a la plaza del pueblo y dar una vuelta en ella para ver si veo algo. Efectivamente, no termino de dar la vuelta a la inmensa plaza cuando veo en una de las calles señales indicando el albergue. Los sigo por una serie de calles en pendiente hasta que doy con el ansiado albergue.
Iglesia en Tábara
Dicho albergue tiene un patio vallado donde solo puedo ver a 2 personas en una sombra sentados. Llego y al abrir la puerta de la valla sale una mujer. Es Josephine, una de las hospitaleras, la cual, me invita a dejar la bici y entrar a beber un poco de agua. Entro con ella y tras beber un vaso bien frío de agua me cuenta todas las normas del albergue al igual que, es un albergue en el que es donativo (si quieres dejar algo lo dejas en un buzón que hay en la entrada) y que por la noche se da una cena conjunta al igual que por la mañana con el desayuno.
Le doy las gracias y le pido donde está la ducha ya que llego con bastante calor. Me acompaña a la sala donde están las literas y me da a elegir la que quiera dado que, de momento solo somos 9 personas y hay camas de sobra. Sin dudarlo, cojo la última litera de abajo y sin tardar lo más mínimo, cojo la ropa y me dirijo a la ducha.
Una vez salgo de una buena ducha fría que agradece el cuerpo, lavo la ropa y la dejo tendida. Con el sol que está haciendo a esas horas no crea que tarde mucho en secarse. Posteriormente, decido sacar la ropa para el día siguiente y, de esta forma, no molestar por la noche a los peregrinos que ya estén durmiendo. También aprovecho para revisar la etapa de mañana pero a los 2 minutos me noto un tanto cansado por lo que decido tumbarme un poco en la cama. Mala idea, a los 5 minutos me doy cuenta de que estoy casi dormido (como me duerma, luego por la noche no soy capaz de coger sueño) así que me levanto y decido ir a tomar algo bien frío al pueblo y, de paso, lo veo un poco.
Salgo del albergue y, el camino hacia el pueblo es cuesta abajo, que no tardo en recorrer debido al calor que hace. Llego a la plaza y, como cualquier pueblo al mediodía, está todo cerrado. Solo queda abierto el bar del hotel por lo que, me siento en su terraza donde corre aire y esta techada. Al poco sale la dueña junto a unos peregrinos que van hablando con ella y que regresan al albergue, y le pido una cerveza bien fría. No tarda en servírmela y se sienta en la mesa de al lado. Me pregunta si quiero comer algo que, pese a la hora que era, no tenía problema en cocinar. Le contesto que no, ya había comido algo y acto seguido me comenta que si quiero cenar allí, por 5€ hay menú peregrino y al día siguiente, a partir de las 7h, dan desayunos por 3€. Le agradezco el ofrecimiento pese a que, por dentro estoy pensando en cenar y desayunar en el albergue.
Tras sus comentarios de publicidad, vuelve a entrar al bar, momento que aprovecho para conectar el 3G del móvil y revisar mails, mensajes y realizo la llamada diaria a la familia para comentar que "todo a ido bien" y que ya estoy en el albergue. Durante la etapa desconecto el 3G para gastar el mínimo de batería pese a que, llevo una de repuesto pero nunca se sabe lo que puede ocurrir.
Llevo 30 minutos allí y empiezo a notar como se me van cerrando los ojos otra vez. Pese a que ha sido una etapa "llana", veo que los kilómetros, repechos y el calor han hecho mella en mi por lo que, decido volver a moverme, pago y voy a dar una vuelta por el pueblo que aprovechó para otra sesión de fotos. Todo este paseo procuro hacerlo por la sombra ya que, ir bajo el sol, llega a ser bastante insoportable. El pueblo es más bien pequeño y no tardo en recorrer la zona céntrica. Decido volver al albergue pero, debido a que es una pendiente suave y al calor que hace, paro antes en un banco con sombra que se encuentra en la plaza del pueblo para concienciarme. Esto parece más Mallorca que la "zona norte" de la península. Allí me paso otros 20 minutos hasta que saco las fuerzas para ir hasta el albergue. Entro y hay gente durmiendo la siesta (deben ser las 18h) así que decido coger los papeles con info y la guía para planificar y tener una idea de la etapa de mañana y me siento en una mesa que hay en una especie de porche afuera. A simple vista la etapa parece fácil pero del dicho al hecho...mientras estoy mirando todo esto, se sienta en la hombre de unos 60 años para revisar también su etapa y al poco, se sientan alrededor una pareja de catalanes y entablamos conversación los 4 sobre la etapa de hoy. Me preguntan si al cruzar el puente de Ricobayo he seguido por el camino. Les respondo que no y me comentan que me he salvado de un buen trecho de ir con la bicicleta a cuestas aunque, me aconsejan que en un momento de ese trazado, hay unas panorámicas espectaculares y que, pese a que hubiese sido una complicación para mi y mi bici, hubiese valido la pena ver ese paisaje. Otra cosa que me he perdido por ir en bici.
Tras un buen rato de charla, el hombre catalán me pregunta sobre mi camiseta y si el logo del Club Ciclista de Lloret de Vistalegre hace referencia al de Barcelona. Le comento que no, es una camiseta de una carrera y que uno de los organizadores era este club que era de un pueblo de Mallorca. Acto seguido, me confirma si soy de allí y lo siguiente que hacen es empezar a hablarme en catalán. Es una cosa que todos los catalanes que encuentre por el camino (no son mucho) hacen instantáneamente al saber que soy mallorquín.
Posteriormente, se suma a la conversación José Almeida, el otro hospitalero del albergue de Tábara, cosa que aprovechamos para preguntarle sobre distintas cosas de la etapa de mañana. Por mi parte, aprovecho para preguntarle sobre el albergue de Mombuey ya que, he leído que no está en muy buenas condiciones. Me comenta que más que un albergue, es un refugio con lo justo y necesario para pasar la noche pero en condiciones. Así que decido seguir con la idea de parar allí mañana. Poco después recogemos los trastos y al salir otra vez al patio (ya con un tiempo más agradable) encontramos a otro chico el cual está jugando solo a ajedrez. Se trata de un madrileño, profesor de este juego de mesa, el cual está practicando jugadas y nos da un par de clases antes de entrar a cenar.
En ocasiones, he jugado alguna que otra partida pero, dadas las situaciones de juego que proponía, nunca llegué a creer lo enrevesado que puede ser el ajedrez.
Acto seguido, José nos invita a entrar para cenar todos juntos. Ya en la mesa, lo primero que se habla es de la hora de desayuno al día siguiente y acordamos que sobre las 6.15h es una buena idea ya que así me puedo quitar una hora de calor durante la etapa. De cena, nos ponen de primero ensalada y de segundo, el plato fuerte, arroz a la zamorana. Nunca lo había comido y con el hambre que tenía encima no dude en probarlo. Muy bueno, tanto que repetí un par de veces. Durante la cena, hablamos de distintos temas. En la mesa, se encontraban dos franceses, una rusa (que no entiende nada de español) y un alemán. Este último nos comenta que es de allí pero desde hace 2-3 años vive en Mallorca. No tardo ni 2 segundos en comentarle que soy de allí y entablamos conversación sobre la isla. Uno de los catalanes no duda en preguntarle la curiosidad de por qué decidió cambiar de residencia y el alemán, como si de un acto de publicidad se tratase, no para de hablar bien de la isla.
Entre plato y plato, José saca una caja y nos pide que cojamos un papel al azar, el cual, lleva escrito una "reflexión" hecha por él (es escritor) para que lo leyésemos para nosotros mismos y pensáramos sobre ello, momento en que la mesa se queda en silencio durante unos minutos.

Reflexión por José Almeida (hospitalero)
Pasados ese tiempo, volvemos a entablar conversación y, uno de los peregrinos, le pregunta a José si alguna vez ha tenido a gente que no hace el camino durmiendo en el albergue. José le responde que en muchas ocasiones, gente que no tiene sitio ni dinero para dormir, les ha pedido cama. Él nunca ha tenido problemas en darle cobijo siempre y cuando se comportasen con el resto de personas (sobretodo con las horas de sueño de los peregrinos) pero también ha tenido gente que le ha venido mintiendo. argumentando que son peregrinos cuando son totalmente lo contrario. Nos pone un ejemplo de ese mismo día por la mañana. Llegaron 2 personas pidiendo cama y enseñando la credencial. Según argumenta, desde un primer momento no lo aparentaban ya que, uno de ellos, llevaba un petate bastante cargado y con unas botas estilo góticas mientras el otro, no llevaba absolutamente nada. Tan solo una pequeña mochila. Les reprocha que no lo son y ellos insisten enseñándole sus credenciales. José lo revisa y ve que los sellos no tienen sentido. Uno de un albergue del camino de Madrid, el siguiente sello es del camino francés, el de a continuación uno de la Vía de la Plata... no tenía mucho sentido ya que, por norma general, todo el mundo sigue una ruta seguida con varios sellos de distintos pueblos seguidos por lo que decide echarlos.

Con este tema damos la cena por finalizada aunque nos comenta que faltan 4 bicigrinos por llegar y, de mientras, nos quiere leer un escrito reciente que había hecho para una revista. Dicho escrito, trataba de un hombre (que justo en ese momento llegó) de Tábara el cual, tras su jubilación, se había dedicado de lleno en ayudar a los peregrinos limpiando de hierbajos las señalizaciones de la zona, como dar agua a los peregrinos que encontraba, ayudarles a llegar al albergue, etc. Una de esas personas que suelen decir que son "ángeles en el camino".
Durante la lectura del escrito, aparecen, empapados de sudor, Ignacio y Belén, la pareja de sevillanos que habían compartido albergue conmigo en Zamora.
Se sientan a cenar y me pongo a conversar con ellos. Estaban en el albergue de Faramontanos pero, debido a dos "peregrinos" (los mismos de la historia que contó José) que estaban solo con ellos, habían decidido seguir hasta Tábara para cambiar de albergue. Según me comentan, parecen simpáticos pero llegaron en un momento a ser un tanto pesados y empezaron darles mala espina. Para evitar posibles sustos por la noche, decidieron continuar hasta este albergue y pasar la noche aquí.
Poco después, llegan los otros dos bicigrinos. Estos habían llegado a Zamora por al mediodía pero, al estar aburridos, sobre las 19h decidieron seguir por carretera hasta Tábara.
Tras un rato de charla, decido dejarles cenar tranquilos y salgo afuera donde se encontraban la mayoría de los peregrinos hablando. Un rato más tarde y tras una ducha, salen Belén e Ignacio y continuamos con la charla hasta dadas las 23h cuando, José nos aconseja que entremos a dormir dado que somos los únicos en pie y así no molestar más tarde al resto de peregrinos.
Le hacemos caso y nos metemos a dormir.

Información sobre el albergue de Tábara.

Track de la etapa de hoy:

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